domingo, 18 de julio de 2010

3 a.m.

Ahora que son las 3 a.m y te hice sentir mi presencia, te declaro mi amor, que como una ola salvaje rompe en la roca que es mi cerebro al ritmo de mi pulso y que siento que mi estomago se doblega ante el paso de cadenas por mi intestino.

Ahora que es tan temprano y que mañana tengo tantas cosas por hacer, todas esas cosas son intrascendentes y en mi plana vida adyacente a la muerte, las conjeturas por hacer son debidas a mi amor por ti.

Invento con todas mis fuerzas algo para apaciguar los dolores que me dan en algún lugar de mi cuerpo por la necesidad de ti, la manera de que dreno tu ausencia, la manera que tengo de extrañarte.

Puedo algunas veces sentir tu nombre como una cervatana y que la boca y la lengua me duelan de llamarte, de gritarte como si tu nombre fuera una espina que atravesara mi lengua, mi idioma, mi dislexia.

Amor, puedo posicionar la ausencia de ti en mis viceras y sentir que mi odio se aleja y que prevalece un vacío que como polizonte se ha acomodado entre mis huesos y mi piel.

Mas todavía, puedo dejar caer los brazos y alentar todos los pensamientos internos que como un pez sin aletas caen al fondo del mar.

Amor, puede dolerme el sexo y todo el andamiaje de mundos postreros, el horizonte cristalino de sueños y poesía, puedo alejarme de la sabiduría, correr, gritar, hacer gestos con las manos, habitar oscuridades y levita por la espiral del humo contaminado, todo con tal de que me duela menos, que me sea sustituido lo que me dueles lejos, que me queme y que me duela de otro modo.

Amor, en esta mañana cuando te extraño, y te pienso..mejor me quedare dormido. Que culpa tiene este cuerpo funcional para morirse solo por el corazón.