miércoles, 22 de junio de 2011

Desahuciado.

Cuando estoy borracho de tus besos se me ocurre que todo es posible, incluso vivir en el país en el que vivimos, que nada nos pasará y que todas las cosas bellas e idealizadas que proyecto para nuestras vidas serán posibles.

Cuando estoy mareado del vértigo que me produce tu cercanía y con ello reproduces el efecto que produce en mí el pulque, que nuestros antepasados inventaron, creo que además de no tenerle miedo a nada puedo ser yo mismo sin ocultarme de nadie.

Mientras la luz que proyectan tus ojos se va acumulando y me miras y te conmueves y sientes  hacia mi existencia una lágrima compasiva y solidaria, tengo necesidad de  algún fármaco ilegal para arrancarme esta sensación y en el borde de la hilaridad, te amo mas.


Me pides que beba con moderación, que tenga en cuenta las alucinaciones postreras al alcohol, que esto me va a costar la vida, que esta adicción me llevara a la muerte o a alguna de esas enfermedades que se van llevando rápidamente mi juventud, pero amada, todo esto que tu me causas es mas contundente que el alcohol que circula por mis venas.

Enloquecido por tu cuerpo, emborrachado de tus besos, mareado de tu cercanía, alucinado de tu ausencia, contaminado en mis sentidos por estar enamorado, con todos los líquidos que son nutrientes que salen de mi cuerpo y no recupero, todos los elementos de un desahuciado feliz.