martes, 9 de noviembre de 2010

El vapor

Corre a lo alto, apresurado, el vaho amorfo, se lleva este instante, calienta todo a su paso, yo respiro profundamente el aire frió de la calle.

Eleva la temperatura con tu paso, eres el vapor que me envuelve y me calienta, tenue, sin asfixiarme, sin quemarme.
Anima poderosa de amor que me abrazas.

Alza tu mirada, tus ojos son el vaho cálido en una tarde invernal. Curame los males, balsámica fragancia de amor. Toda calidez abundante de suerte y de corazón.

Corre hacia mí, se detiene, abundas todo, todo lo invades, todo lo cubres.

Hada hermosa de alas cálidas. Anima efervecente de pasión.

Corre hacia arriba, al techo del mundo, espirales como el instante que de un momento lo es todo para luego ser el roció. Calientalo todo.

Amada, el instante y la vida, que el sueño es como el vapor, cálido y amorfo que también se eleva al cielo. Y que otra cosa es el amor, sino este poderoso calor que consume y conforta, que ama y desdobla, que se anida en el alma, que penetra en el cause de todas las causas nobles y puras.