viernes, 18 de febrero de 2011

No tardes

Escucho ruidos en la casa, una vecina que canta horrible que nunca he visto, un perro insistente de que quiere salir y un ladrón que me inoportuna porque siempre me quiere tomar desprotegido.
Durante las hora que habito este lugar, me asaltan diversos sentimientos, desde el deseo de salir corriendo, hasta la necesidad de resguardarme y quedarme callado.
Durante la noche siento la presencia de una mujer, de una boca que me besa, de una voz que dice mi nombre, durante las horas que busco desesperadamente el interruptor de la luz para ver que es lo que sucede, encuentro solo una ventana abierta, una almohada mal colocada, una idea, un mal pasaje de mi sueño ligero.
Necesito caer rendido, haber trabajado arduamente, de ahí mi incontrolable y negligente estilo de actividad, que me esfuerzo siempre de mas, trato de estar agotado para no dejar nada de energía y que mis noches sean menos sufribles.
Cuando acuden mis huéspedes nocturnos, también me asalta una disnea que me oprime el pecho y no puedo decirles con la debida elocuencia que se retiren.
Amor, no tardes en volver, mi corazón no puede habitar este lugar que has dejado solo conmigo mismo.