jueves, 19 de mayo de 2011

La habitación de juguetes

La habitación llena de juguetes, que apenas abro para verificar si algún ruido surge de ahí, un lloriqueo innecesario, una queja, un beso, una dulce y tierna palabra, una petición, una fragancia a flor.


La habitación con juguetes, que mientras la noche es aguda y trémula, yo resguardo y de continuo encuentro alta y tibia, mágica y espumosa, abro para encontrar un arcoiris constante, un campo de pequeñas esferas autónomas como planetas, un ponny, una nube blanca.


Alto hasta el cielo la risa y el llanto no lo contiene este cuarto de una casa pequeña perdida en un horizonte extraño.

Alta y con eco, no voy muy lejos, mi forma de mirar es a través de un corazón todo ocupado, restringido y muchas veces soñoliento.


Hay veces que el resguardo de este sitio me cuesta mas de un alma toda gastada y desoldada como la mía.


Pero al entrar soy un ser poderoso, mis limitaciones se vuelven brazos gigantes y mi pequeño y estrecho intelecto es avanzado porque puedo amar y soñar.


Hoy quiero quedarme aquí a dormir, este espacio alejado del bullicio, alto como andamio, como una aldea remota, donde se puede escuchar el ruido del agua que surge y emana y forma un gran río y se dirige al mar.