martes, 26 de abril de 2011

Para la mujer acuatica

Amada, mi alma te clama.
Nada importa, lo infinito o lo lejano, las historias incomprendidas.

Yo te requiero, nada de lo que nos pase nos aleja, mas me siento tuyo.

Mi alma te requiere, nada de lo que ocurra nos aleja, vivimos.

Quiero que estés aquí, mirame con tus bellos ojos, dime palabras, equivocate, Reina de mi vida, jamas te juzgo.

Amada de mi alma, quiero amarte, saberme de tus sustancias, entenderme en ti, poder vencer el mundo a través de ti.

Tu cuerpo es un océano, tu cuerpo me devora dulcemente. Yo insano, en ti, soy purificado.

Grito, amor, grito potente tu nombre, te requiero, te exijo, desde donde estés te traigo y el océano indomable a mis pies se estabiliza.

Yo que habito todos los sitios de tu alma.
En ti puedo descansar. Todo lo alterado de este corazón insatisfecho, en ti se tranquiliza.


No permito que te alejes de mi.

Amada, te requiere mi alma, el aire es despreciable, no, jamas tu amor.

No te alejes, tu eres mía, de mi pertenecía, tu poder potencializa el mio, yo soy este que te ama por la magia de tu amor acuático.

Agua de soporte de todos los sentimientos que nos conciernen, agua para curarnos el sueño, los dolores, las penas, agua hasta el alba.

Agua siempre, en todos nuestras potencias y en todas nuestras ausencias, agua para bien amarnos y siempre tener sed.